Nuestra Historia

Xiknal es el refugio de lo que tiene valor. La vida en pausa, un reposo y una caricia para continuar volando. Aquello que fue, lo tienes aquí. 

En la tradición mexicana, si se aparece un colibrí ante ti, creen que es un ser querido que se fue y viene a recordarte que está a tu lado. En Xiknal, la bisabuela Vicenta revolotea por las flores del jardín en forma de colibrí de pancita verde.

Cuando Rosalba decidió venir, una energía mágica le jalo. Tenía el sueño de crear un hogar y un reto decisivo de crecimiento espiritual. En su mente, desde chiquita, tenía registradas las vivencias con su bisabuela Vicenta. Quería compartir, dar y aprender a recibir. Llegada desde Guanajuato, emprendió el vuelo en busca de su libertad y, después de un camino duro, encontró y recibió con los brazos abiertos un espacio para contar su historia.

Meses más tarde, Baltasar se unió a su mujer y ambos comenzaron un nuevo reto. Con la ilusión de Rosalba construyeron a cuatro manos y dos corazones un maravilloso hogar donde abrazar el alma.

Xiknal es vuelo, libertad, pasión, amor. Cada piedra, cada planta, tiene en sus poros la vida.

“Entro a Xiknal y recupero mi vida, mi esencia, mi SER”.